Qué soñamos y qué recordamos de lo que soñamos. El fenómeno de los sueños ha sido escrupulosamente trabajado por el fundador del psicoanálisis:
Sigmund Freud. De acuerdo con este autor, el estado de sueño (acto de dormir) tiene su contraparte en el estado de estar despierto o en vigilia que, propiamente, es el estado de consciencia. En el estado de sueño, existe la actividad fisiológica de dormir y la actividad onírica de soñar.
En castellano, no existe esa diferenciación de ambas actividades como en inglés: to sleep es dormir, y to dream es soñar. En chino, decimos también 谁觉 (shui jiao) para dormir, y 作梦 (zuo meng) para soñar. Así, el acto de soñar se realiza cuando dormimos, es decir, cuando estamos en estado de maxima inconsciencia. Fisiológicamente, existen 5 etapas del sueño, de manera que soñamos cuando estamos en la etapa más profunda.
¿Qué soñamos?
Soñamos contenidos que tienen un significado sólo para la persona que sueña. Todos los sueños son la manifestación de un DESEO. Sin embargo, la mayoría de veces ese deseo no se expresa con transparencia, sino que aparece: camuflado, deformado, disfrazado, etc. A diferencia de los niños, cuyos deseos son muy diáfanos.
Por ejemplo, durante el día en una fiesta de cumpleaños, el niño quería meter el dedo en la torta y llevarse la crema a la boca para deleitarse. Los adultos no le permitían hacer tal acto y le reprendían. En la noche, el niño realiza su sueño y saborea la torta y dormido, sonríe. Así de claro. ¿Qué soñamos?
En los adultos no es tan claro. Sin embargo, siempre existe un factor predisponente que favorece o provoca el sueño, y es entonces que entra en acción el inconsciente. Hay que recordar que la mente continúa trabajando aunque estemos dormidos. Además, los sueños de los adultos no se presentan dentro de una secuencia continua, sino como una especie de «flash».
Lo que hacemos los analistas es registrar esos «flash(es)» y contrastarlo con la reacción emocional o somática de la persona para determinar su significancia, y descubrir cuál es el deseo oculto del sueño.
La mayoría de veces, como ya lo había explicado Freud, cuando se le dice a la persona o paciente cuál es ese deseo, la persona lo niega, no lo reconoce o no lo acepta, porque no entra dentro de su esquema de vida consciente. Sólo a través de otros elementos inconscientes y de poner evidencia, precisamente, el material reprimido, es que la persona asume su problemática.
En consecuencia, ¿por qué no recordamos el cien por ciento del sueño? Porque, al despertar, opera automáticamente la represión. Reprimimos aquello que es inconcebible o inaceptable o pecaminoso, y por ello no lo recordamos; porque está en el inconsciente. Si lo recordáramos, tampoco lo aceptaríamos porque no entra «en la lógica» de nuestra vida consciente.
Mayor ilustración sobre este tema de la represión de los sueños se puede encontrar en la «Teoría del Inconsciente» de las Obras Completas de Freud. Pero para entender y aplicar la metodología psicoanalítica se require una preparación previa de otros fundamentos importantes del Psicoanálisis, cuya técnica consiste, en última instancia, en «hacer consciente lo inconsciente» y ésta es la clave del tratamiento y la curación que ofrece este método psicoterapéutico. ¿Qué soñamos?